En 19 de mayo de 2010, se publicó la directiva 2010/31/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, relativa a la eficiencia energética de los edificios. Con esta directiva se pretendía que la unión cumpliera con el Protocolo de Kyoto de la convención marco de las naciones unidas sobre el cambio climático, así como su compromiso a largo plazo de mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2ºC y su compromiso de reducir, para 2020, las emisiones totales de gases de efecto invernadero en un 20% como mínimo con respecto a los niveles de 1990 y en un 30% en el caso de lograrse un acuerdo internacional. La reducción del consumo de energía y un mayor uso de la energía procedente de fuentes renovables desempeñan asimismo un papel importante a la hora de fomentar la seguridad del abastecimiento energético y el desarrollo tecnológico y de ofrecer oportunidades de empleo y desarrollo regional, especialmente en zonas rurales.
En esta directiva se encuentra el concepto de edificios de consumo de energía casi nulo. Este concepto define a los edificios que por sus características constructivas, y por sus instalaciones consumen una energía casi nula reduciendo drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.
La Unión Europea exige a sus estados miembros que a partir del 31 de diciembre de 2018 todos los edificios públicos nuevos sean edificios de consumo de energía casi nulo, y que a partir del 31 de diciembre de 2020 lo sean todos los edificios de nueva construcción.
Pues bien, estamos a las puertas de las fechas límite y no pinta la cosa muy bien para España, Se espera que a corto plazo, hayan cambios normativos a nivel nacional y que tengamos un acelerón importante en esta materia. Una noticia buena, puesto que las emisiones que producen nuestros edificios se estiman en un 30% de las totales y cualquier acción para reducirlas será beneficioso para todos.
El compromiso de los consumidores en aspectos de eficiencia energética, es muy importante para que la calidad de nuestros edificios y su eficiencia aumenten, no podemos depender solo de las políticas energéticas y olvidar, que nosotros somos los compradores y los que usaremos estos edificios. Debemos ser exigentes con los productos que obtenemos y responsables en su uso.
Ojalá, en un futuro los edificios sean de este tipo, serán muy importantes las políticas energéticas y la evolución de los materiales y tecnologías en la construcción, así como la formación de técnicos especialistas en esta rama de la construcción.